Mientras aún me parecía oir su voz al otro lado de la puerta, me ha venido a la cabeza la imagen de un columpio. Sí, la de un columpio que aún se mece en el aire justo en el preciso instante después de ser abandonado por los niños que con él jugaban, aún con el lejano sonido de sus risas desvaneciéndose.
Así será la soledad. Así será el vacío que dejará su partida en estas paredes. Como un bosque con niebla y sin buhos.
Escucho cuatro notas, tumbada en la cama, tú te marchas para siempre y yo te digo adiós.
Sucedió tal día como hoy hace un año... o tal vez ya no sucedió.

muaaaaa!!! eres tremenda bigbang!!
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