viernes, 9 de diciembre de 2011

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Un chico me acaba de hablar en la cafetería del sitio donde estoy trabajando en Berlín. Le conocí en un desayuno de networking ayer. Danés, ojazos azules, edad aproximada correcta. Me comenta que tiene piso en Barcelona y que va muy a menudo. Los astros se están alineando a mi favor? Y yo: "¿y eso?" "Mi marido es fotógrafo y hace 9 años que nos movemos entre Berlín, Copenhagen y Barcelona".

Sin comentarios :)

jueves, 1 de diciembre de 2011

Velas de seda al amanecer

Una cálida ensoñación vespertina acompaña a esta sospechosa bajo la mantita, con las últimas luces del día.


Es el momento en el que la mente baja la guardia y la imaginación asoma temerosa, entre bostezos, y se instala en los ojos, en la punta de los dedos, y deja camino libre al corazón.


Cuando tu alma ama alguien que no "debe", se esconde detrás de velos ondulantes, se mueve de noche, se tapa la boca y se convierte en un pequeño barquito de velas de seda suaves que flota sobre las aguas ricas.




Desde el barquito puedes navegar por el mar, ver los peces, los corales e incluso atisbar las perlas brillantes escondidas entre caparazones, miras fijamente, entre las olas y los destellos.


Pero al mediodía, en el barco el sol te sofoca, no puedes sentir la carícia del agua en tu piel. No puedes admirar la milimétrica belleza de los rojos en las rocas, ni perderte entre las anémonas, o escuchar las gorgónias, ni fuir mientras te lleva la corriente, hacia maravillosos destinos inciertos.



arriba estás tu y el viento,... shhh, sólo el silencio. Eres una observadora, tranquila, pero sin voz, sin fuerza.




Tal vez ya has buscado en otras aguas. Pantanos, estanques y ríos, o tal vez charcas o incluso ciénagas. Puedes entrar lentamente, sin riesgos y te engullen rápido, pero rápidamente pierden el brillo por un resplandor mortecino, te llenan de algas, o lodos calientes, o te llevan corriente abajo, muy lejos.






Yo todavía sigo soñando con el mar, pese a que nunca me bañé en él. Tal vez será demasiado frío, o demasiado nuevo o demasiado bravo,...tal vez un día me levantaré en la proa, desnuda y libre de complejos y límites, y con el sol en la piel y el pelo al viento me lanzaré firme y vibrante a mis soñadas aguas, y disfrutaré la frescura y abriré los ojos y el alma para capturar cada segundo.




No sé si lo que me espera será un océano, o un mar sereno, o una torbellino de energía.




Ya sólo me queda saltar: