martes, 20 de marzo de 2012

El que no pudo ser (II)

¿Por qué no pudo ser? La respuesta más evidente es que él no estaba por la labor. Le atraigo, supongo, ya que él mismo me lo ha dicho, y le gusto como persona ya que somos amigos. Pero supongo que ese elemento inexplicable que hace que él sea irresistible para mí y que hace que el mundo desaparezca cuando estoy a su lado, él no lo siente.

En el momento de apogeo de mis sentimientos, pasamos una noche increíble juntos. Después de muchas dudas y de un período de espera que a mí se me hizo eterno, pero que en el mundo real fue sólo de tres semanas, me lancé una noche de copas de más. Le propuse pasar la noche conmigo a pesar de que estábamos de fin de semana con más gente y yo estaba compartiendo habitación con una amiga. “Mmmm, pero estás compartiendo habitación con M...” “No importa, puedes dormir conmigo, no?”. Increíblemente, le pareció razonable y dormimos juntos. Nos estuvimos sobando toda la noche, aunque sin ir más allá.

Yo al día siguiente me levanté de resaca y con sensación de haberle casi obligado a venirse a mi habitación. Casi ni le podía mirar a la cara. Me llevó en coche a casa y al despedirnos me dijo gracias por esta noche”.


Por lo visto, no había estado tan mal. Yo no sabía cómo interpretarlo todo.

Al cabo de poco tiempo, se dio la ocasión de que se quedara a dormir en mi casa porque el metro había cerrado. Le vi reticente y le aclaré que le proporcionaría una cama separada. Finalmente, se quedó, le preparé su cama separada y nos acostamos cada uno en su sitio. Eso sí, no pude evitar ser mala y quitarme la camiseta para ponerme el pijama justo cuando él volvía del lavabo de forma que me pilló desnuda, aunque de espaldas...

Hablamos mucho rato antes de apagar la luz. A él le suponía un problema enrollarse con alguien tan poco tiempo después de dejarlo con su ex porque no quería hacerle daño. A mí me sonó a excusa pero lo entendí. Me comentó que normalmente él era muy impulsivo pero que conmigo estaba pensando mucho. Total, que no íbamos a hacer nada. Yo lo acepté como una buena niña y apagué la luz.

Intenté dormir con mi frustración hasta que de repente noto que me acaricia el brazo. No entiendo nada... Me sigue acariciando la mano y el brazo y va subiendo hasta que le invito a mi cama, se sube encima mío y nos empezamos a enrollar separados por mantas y un saco de dormir.


Para mí todo está teñido de la textura de los sueños, medio realidad, medio magia, medio dormida. Nos recitamos canciones y poesías. Nos acariciamos por todas partes, nos besamos con pasión, con ternura y hablamos abrazados.

En el momento de máximo calentón, le dije que se sacara el saco de dormir y me dijo que no porque entonces directamente me hacía el amor. Yo no le vi el problema y le besé con más fuerza pero siguió en su saco y no salió de él en toda la noche. Un preservativo más que simbólico.

- ¿Nos imaginas juntos?

- Bueno, creo que podría – yo, intentando minimizar cuando quería gritarle que me pasaría la vida con él y le seguiría al fin del mundo.

- ¿Y crees que te haría feliz?- pero ¿qué pregunta es esa cuando te estás empezando a enrollar con alguien?

- Pues la verdad es que no lo sé. Por un lado sí, pero es verdad que me da cierto miedo el hecho de que seas tan extremadamente independiente. Yo también lo soy pero tú más...

Después de esa noche, yo me levanté flotando pero bajé rápido a la tierra cuando al cabo de poco, él empezó a evitarme. Me dolió doblemente porque no sólo estaba enamorada de él sino que era mi mejor amigo.

viernes, 9 de marzo de 2012

El encantador de serpientes

Creo que tengo que plantearme en serio lo que busco en mi pareja. Por un lado, quiero la intimidad de un compañero con el que compartir sentimientos, actividades y un proyecto común, en fin, una relación que vamos a llamar adulta.

Por el otro, sigo siendo una eterna adolescente que necesita de una conexión mágica, de un encantador de serpientes del que no pueda separar la mirada cuando me habla.

¡Qué bonito sería encontrar a los dos en la misma persona!

sábado, 3 de marzo de 2012

Taquicardia

Increíble cómo a veces el corazón va por un lado y la mente por otro.

Sabes que no va a ser, pero aún así un mensajito de apenas 120 caracteres o un mail de 3 líneas que implica que ha pensado en ti y tiene ganas de verte te pueden provocar una taquicardia y una sonrisa que dura más de 120 segundos o incluso más de 3 minutos :)