viernes, 7 de junio de 2013

Mi álbum de fotos. Click!


Tengo 19 años. Voy hacia la playa en coche. La carretera comarcal es estrecha y sinuosa, los pinos dejan pasar la luz a su capricho, formando rayitas claras en el aire y motitas brillantes en el suelo.
Hace calor, pero el viento es fresco. Mi bikini y unos shorts dejan todo el protagonismo a mi piel que reluce morenita, untada de crema y chispeando con mil brillos.
Pelo muy largo al viento, revuelto, gafas de sol y sobretodo, una sonrisa de oreja a oreja. Me siento libre. Sin más. Me siento feliz.

Y de pronto soy consciente de este instante. Y pienso que debo aprovechar, que tal vez no siempre será así. Click! Hago una foto mental. Es una foto de despreocupación, de alegría, de independencia máxima. Es un momento en el que me siento bien conmigo misma, y nadie puede estropearlo.



En esta tengo 14, he subido al monte con los compañeros de la clase, a recoger papeles. Me gusta recoger papeles, las acciones se oyen mejor que las palabras, quiero conservar la naturaleza. Hay una cosa que me gusta más que recoger papeles. Hablar. Me gusta hablar mientras camino por el monte, y cuando llegas arriba, te relajas y te tumbas en el prado, miras el cielo y oyes las risas de los tuyos alrededor. Te sientes relajada, satisfecha, respiras hondo y casi sientes como te fundes con el suelo y el aire. Y te quedarías allí, tranquilamente, para siempre. Click! Hago una foto mental.


En esta tengo 33 años, estoy en la cocina de casa, tengo utensilios esparcidos por toda la encimera, se me ha ocurrido hacer cenita en casa, para un amigo. Llevo dos días trabajando de sol a sol, los dedos me escuecen de intentar girar los crêpes que mi muñeca no consigue voltear al aire. Y cómo no! me tiene que venir la regla, siento las piernas pesadas y la espalda cargada. Los champiñones se fríen despacito, ... despacito. Y súbitamente unas manos me cogen por la cintura, no son ligeras ni suaves, son firmes. Me prenden con dulzura. Luego se deslizan tímidas, acariciando mi tripa, poquito a poco. Finalmente los brazos se estrechan: Se anclan fijos. No es un abrazo asustadizo ni dubitativo, es firme, es seguro, tranquilo. La respiración cercana, ojillos que se escapan a la sartén, una broma, un beso en el hombro, esta capa que me cubre las espaldas. Y de pronto me siento bien, me siento muy bien. Me apresuro y cierro los ojos un instante. Click. Hago una foto mental. 


Doy gracias por todas mis fotos. Son tantas!!






Y por hoy cierro mi álbum, voy a por la cámara de nuevo.




Quedan demasiadas páginas en blanco, tengo la batería llena y cada día soy una fotógrafa más experimentada. En el próximo Click quien sabe lo que puede venir!!

Buenas noches sospechosas. Tened vuestra cámara a mano.
;)

CLICK!



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