jueves, 2 de diciembre de 2010

Una cita surrealista

Hoy he tenido una cita después de hace bastante tiempo. En realidad, me he estado planteando si ir o no ir desde el sábado, el día en que conocí a Alex. Durante estos días, he estado recibiendo mensajes dejando clara su intención de quedar, a pesar de que me dijo que se iría de puente y de que vive lejos. Yo también le he estado contestando sus mensajes y convenciéndome después de todo que quizás sí valía la pena verle.

Este mediodía me ha confirmado que nos veíamos en el centro, en un lugar muy concurrido, que desde ya, descarto para cualquier encuentro con un desconocido… Buscaba un chico de 1,75 cm de estatura, moreno y con perilla. Mi recuerdo de él era algo difuso.

Entre tanta gente y tras unos 20 minutos de espera, he detectado una cara familiar. Al fin y al cabo, podía ser cualquier persona que conozco. Es más, he pensado que era alguien que conocía a través de Facebook. Sin duda, él también estaba esperando a alguien. Mientras tanto, he empezado a pensar que Alex no había venido, que me había visto y se había largado, mil cosas, pero creo que no imaginaba lo que iba a pasar.

Me he apartado de la zona para llamar por teléfono. Alex me lo ha cogido. De entrada, me ha sorprendido su acento. No identificaba para nada su voz. Sí, le conocí un sábado por la noche pero no iba tan tocada como para no poder identificarle. Me ha dicho que estaba en la entrada de la Fnac en la parte izquierda. Su ubicación era la misma que la persona que me resultaba familiar.

Tras darle un par de vueltas me he acercado: -¿Eres Alex?-. Él me ha dicho: - A veces me llaman Alex, a veces me llaman Angel-. No os podéis imaginar la cara que he puesto pero probablemente ha sido todo un cuadro. He empezado a hacer escaner mental de chicos que pudiese conocer y con los que casualmente podía haber quedado y zas, he recordado que el domingo le dí vía Facebook el teléfono al primo de una amiga.

La historia es que este mismo domingo recibí un mensaje de Angel pensado que era Alex, así que me he pasado 4 días mensajeándome con él, sin saber que lo estaba haciendo con la persona equivocada. Lo mejor de todo es que nos hemos seguido el juego de los mensajes sin saberlo.

Durante la cita, he tenido ataques de risa y me he mostrado mucho más sonriente de lo normal, a pesar del chasco inicial. Angel debe pensar que soy una tía majísima después del buen rollito de los mensajes de esta semana y de haberme mostrado tan risueña durante la hora y media que hemos compartido.

Con Angel, hemos quedado en que nos veremos de nuevo. Esperaré un par de encuentros más para contarle la verdad, porque creo que se partirá de risa.De Alex, no sé nada y dudo que vuelva a saber algo.

Al final, nada ha sido como me esperaba, pero está claro que me he echado unas risas. ¡Buena falta me hacían!

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