lunes, 24 de enero de 2011

Un guiño, un latido

Hace una semana que estoy de enviada especial suspect en Europa del Norte. He hecho varias observaciones:

1. En invierno aquí hace un frío que te mueres. No apto para gente mediterránea.

2. Los chicos son bastante más guapos que el macho ibérico: altos, rubios, ojazos...

3. ¿De qué me sirve a mí que los chicos aquí sean guapos si yo vivo en otro sitio...?

Pero, reflexiones aparte, esta semana ha estado muy bien. Me ha tocado trabajar en grupo y, dentro del grupo de rubiales, había un moreno (eso sí, con los ojos azules) con pinta de semi hippie que me ha hecho latir un poco más rápido el corazón. Hay barrera idiomática así que no hemos intercambiado muchas palabras, sólo miradas. Y de hecho, cuando él me miraba, yo le sonreía brevemente y desviaba la vista hacia otro lado, como cuando tenía 14 años, me gustaba alguien y no quería que se me notara. Uno de los días, estábamos todos tomando algo y al mirarle, me guiñó el ojo. Yo le eché otra sonrisa, sin más, pero por dentro el corazón se me puso a galopar.













No va a llevar a nada ni lo pretendo, pero hace tiempo que no se me acelera el corazón por nadie, dejando aparte a Mr. Neverendingstory, que siempre está agazapado en un rincón del ático de mi corazón esperando que le dé permiso para entrar a la habitación principal. Me alegra comprobar que aún tengo capacidad para emocionarme y ponerme nerviosa por un simple juego de miradas :)

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