domingo, 13 de noviembre de 2011

Telaraña

Puede que alguna vez os hayáis sentido atrapadas en una telaraña. Es una sensación extraña. Alguien se ha dedicado a tejer y tejer con su sumo cuidado una trampa de la que es difícil escapar y a la que estás enganchada. Cuanto más cerca estás del centro más complicada es la huída.

Sabes que te equivocas al pensar que eres la única que pretende llegar ahí. La araña te ha hecho creer que al final está todo lo que buscas y aprovecha tu más mínima debilidad para hacerte sentir única: -¿Recuerdas cuando…?- Tiene razón Michel… estás muy guapa. - ¿Desde que tú no estás no es lo mismo?.

Y, entonces, idealizas porque te está regalando los oídos y aunque sabes que te estás exponiendo juegas con la intención de llegar al centro. Intentas mantenerte cauta para no dejar entrever tu euforia pero una foto te delata. Estás radiante y todo el mundo lo ve.

Un mensaje te remata. Piensas que esta vez hay algo distinto. Durante una semana, tramas la manera de volver al centro de la telaraña. Te toca a ti tejer si quieres llegar al objetivo pero al final no haces nada porque el hilo cada vez es más largo y la recompensa ambigua.

Al cabo de unos días, descubres que una buena amiga ha sido atrapada en la misma telaraña y piensas que eres estúpida y que no hay nada especial. Te está utilizando. Si de veras quisiera que llegases al centro, se hubiera manifestado en todo este tiempo. No ha sido el caso.

A decir verdad, las arañas no me dan asco pero cuanto más lejos estén mejor.

1 comentario:

  1. caemos como moscas... pero sólo con pensar que las arañas tienen culo gordo, pelo por todas partes y los ojos saltones, seguro que se nos van las ganas de tenerlas cerca. contigo no, bicho!

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